Se trata de una cirugía estética y funcional de la nariz que se realiza en aquellas personas que habiendo sido operadas previamente, necesitan una nueva intervención para corregir uno o más defectos.
Actualmente las nuevas técnicas quirúrgicas en rinoplastía son mucho más conservadoras. En ellas, más que resecar tejido como se realizaba antiguamente, los tejidos se reposicionan de tal manera de producir un efecto estético adecuado a través de la piel y con esto lograr una nariz atractiva y funcional a la vez.
Las técnicas agresivas antiguamente utilizadas pueden crear efectos no deseados como pinzamientos, desviaciones y problemas funcionales debido a debilidad de los cartílagos, entre otros motivos. Además, estas técnicas agresivas generan una apariencia poco natural o dan el aspecto de “nariz operada”.
Si bien en algunos casos se trata de pequeñas correcciones (llamadas “retoques”), la mayoría de las veces, la segunda cirugía es mucho más compleja que la primera debido a que requiere la reconstrucción del soporte nasal y de las estructuras que permiten la adecuada respiración a través de la nariz.
Para obtener nuevamente una nariz estéticamente adecuada y funcional a la vez, se debe obtener tejido cartilaginoso. Éste se obtiene del mismo tabique del paciente o, si no es suficiente, se debe utilizar cartílago del pabellón auricular (oreja) o costilla para realizar la reconstrucción. En general el cartílago auricular es el más utilizado, siendo su extracción de baja complejidad y cicatrizando de manera adecuada en la mayoría de los casos, sin presentar de manera posterior una deformidad estética del pabellón auricular.